Hablando sobre mi experiencia de haber luchado de frente y sin miedo en contra de la corrupción, enfrentando al mismísimo Presidente de la República, a tal punto que me echaron del puesto, la mamá de un compañerito de mi hijo del colegio me decía -"Andre todos los aprendizajes que sacaste de esa experiencia los tienes que poner al servicio de la gente". Fue una afirmación que me llegó al alma, sobre todo porque a mí "la gente", las comunidades, me ponen a latir el corazón con fuerza. Nunca me imaginé este destino que he vivido, ni cada uno de los pasos que he dado siendo leal a mis principios de rectitud y transparencia que han regido mi actuar, la correspondencia proporcional que la vida hace de manera inmediata, con oportunidades y nuevos caminos.
Por eso decidí, después de una encuesta en donde salió mi nombre y de mucha insistencia de grupos de personas y comunidades, lanzarme como candidata a la Alcaldía de Bogotá. Lo venía pensando, meditando, masticando y cada señal hace más evidente el camino a recorrer. Y aunque he recibido miles de mensajes de apoyo en la lucha contra la corrupción, cuando el tema cambió hacia el campo electoral me empezaron a llegar mensajes con otra tonalidad, -"¿Uy! Lástima que usó su salida de el SENA como trampolín político" me escribieron el otro día en Facebook.
Es decir, eso pasó hace 14 meses y era una perfecta don nadie. Por más que ocupara un cargo del alto gobierno, eso no me hacía "ser alguien " como creen los políticos tradicionales con el típico "usted no sabe quién soy yo". Pero además cuando las investigaciones que empecé a realizar de la administración del director anterior y al que le empecé a descubrir un montón de obras que estaban mal planeadas (el señor nunca había administrado ni un garaje) y con retrasos que tenían una afectación millonaria y contratos de un posible (me toca decir posible porque me pueden demandar con todo y lo absurdo que eso suene) clientelismo entre la Casa de Nariño y el SENA, más contrataciones por 500 mil millones de pesos con demandas y presiones para aumentarles el presupuesto y un contrato al suegro y un largo etcétera que me llenó de indignación y rabia, sobre todo cuando todos los días veía desde la oficina el principal adefesio de obra de esa mediocre administración:
Ese hueco que ustedes ven está ubicado en el corazón de Chapinero en la ciudad de Bogotá en la calle 57 entre la carrera octava y novena. Ese hueco tiene un costo de 19 mil millones de pesos y el contrato fue realizado el 29 de Diciembre del año 2015. Así como se ve en la foto, sigue actualmente, aunque debió haberse terminado en Junio de 2017. Cuando yo preguntaba las razones por las que la obra no salía de la tierra, pude evidenciar que me ocultaban información y me embolataban. El problema creció y me di cuenta que en ese mismo estado estaban otras 13 obras en el resto del país por 300 mil millones de pesos. Un horror. No sé si en Palacio de Nariño creyeron que yo iba a ser un mamarracho que iba a voltear la cara para otro lado y hacerme la loca ante semejante aberración, pero no fue así. Enfrenté al mismísimo Santos (lee aquí la historia del enfrentamiento final en Estar contenta y que no te dejen en Paz) y denuncié como lo hubiera hecho cualquier persona honesta y valiente. Y bueno, me echaron.
Pero aprendí mucho. Y tengo más para dar (aquí puedes ver mi historia de vida en Y...¿Cómo es Ella?) en mi capacidad profesional, gerencial y humana. Así que no planeé semejante experiencia pero observándola desde este presente, me siento muy satisfecha de haberla vivido y asumido en la forma en que lo hice. Las investigaciones van lentas, pero esta semana sancionaron a la responsable de esta obra que les muestro con tan solo 10 meses de suspensión. Faltan otras 12 obras por investigar, pero mientras no avancen los entes de control, los reales responsables de que la plata de los colombianos la administren mal (supongamos) o peor aún se la hayan robado, andan freeeesssscoooosss.
Este nuevo horizonte que se abre en mi camino es la Alcaldía de Bogotá y quiero compartirles mi visión de lo que creo deberíamos tener las personas que vivimos en Bogotá: Bien-Estar. Así, separado por un guión. Estar bien, tener una buena vida en la ciudad-hogar en la que vivimos. Pero hoy en día, Bogotá no ofrece esa sensación de bien-estar sino de mal-estar. La ciudad está en una sala de urgencias infartada y colapsada.
El problema más grave es que no hay movilidad. Vivimos atascados en trancones. El sistema Transmilenio no ofrece calidad en su servicio, es demorado para poder subirse (o más bien que lo suban a uno), el SITP tampoco es que sea la gran maravilla, los colectivos aunque más económicos igual van entre los trancones y al final del día terminamos invirtiendo más de 3 horas moviéndonos de un lado a otro. Ustedes sabían que en un ranking de las ciudades más trancadas del mundo, ¿Bogotá ocupa el sexto lugar?. Estar 15 horas a la semana en trancones significa que perdemos 2,5 días al mes respirando smog. Perdemos tiempo con nuestras familias, con nuestros niños y además en productividad que en cálculos pueden ser cien mil pesos por persona al mes y algo más de 20 mil millones de pesos para la ciudad asumiendo que diariamente se movilicen dos millones de personas.
¿Nos merecemos vivir así? No. Un candidato no puede ofrecer promesas que no va a cumplir. Pero debe trabajar por una agenda pública y no por intereses particulares. Creo que la forma de liderazgo del actual gobierno de Bogotá, dista mucho de la empatía, cercanía y capacidad de escucha con sus gobernados. Pasa que el ego de los gobernantes a veces no les permite oír lo que sucede más allá de las conversaciones que tienen ellos con ellos mismos en donde se dan la razón todo el tiempo.
Estoy dispuesta a trabajar por el bien-estar de la gente que vive en Bogotá. Eso significa el derecho legítimo de poder moverse en la ciudad, tener seguridad, educación, salud, empleo, emprendimiento y mil temas más. Temas que por supuesto iré desarrollando en la medida en que se estructure mi propuesta de gobierno. El bien-estar será el eje de la estructura de esta propuesta. Desde acá les comento que mi candidatura será por firmas (tengo que tener 50 mil) que saldré a recoger yo misma por las calles. Será una candidatura independiente sin gamonales, delfines, orangutanes, lagartos, parásitos, mesías salvadores y ante todo será una campaña austera (o sea, sin fajos de billetes). No creo que ni Bogotá ni Colombia esté en condiciones de tener candidaturas costosas porque después de todos los escándalos de corrupción sería una vergüenza ver candidatos que se gasten un jurgo de plata que después tienen que reponer de "alguna" parte (adivinen de dónde). El trabajo será arduo y nada fácil. Pero saben ¿qué me han ensañado los años de yoga y meditación? a estar centrada y serena en los objetivos que me propongo. Respirar hondo y darle pa'lante con la berraquera y determinación que nos caracteriza a las colombianas. Así que voy por tí Bogotá, ¡Nos vemos en las calles!
Desde acá, manifiesto mi rechazo, repudio y dolor por el atentado terrorista que sufrió Bogotá en la Escuela de Cadetes General Santander, mis oraciones con las familias de las víctimas.
Ayúdame a compartir con tus familiares y amigos si crees que es posible cambiar la política tradicional por nuevos y renovados liderazgos con capacidad de gestión, impecablidad en la gestión pública y sobre todo si crees que a Bogotá le llegó la hora de tener a una mujer como Alcaldesa de la ciudad. Gracias como siempre por venir hasta acá y leerme. Déjame tus comentarios en la cajita blanca que aparece al final y no olvides suscribirte para que quedemos en contacto.