Columna publicada en El Nuevo Siglo, Noviembre 26 de 2018
En Nueva Delhi el aire mata. Así lo determinó un estudio que arrojó como resultado que las personas pierden 10 años de expectativa de vida en esa ciudad por cuenta de la contaminación.
Tuve la fortuna de ir a Delhi hace unos años. Llegar al aeropuerto Indira Gandhi y sentir el pesado aire y hasta ver la capa de contaminación en la sala de inmigración fue impresionante.
El sol apenas se ve. El cielo azul a veces se opaca por esa densa capa que se respira. Y piensa uno, “ah no, eso pasa lejos a otros desgraciados, a nosotros no”.
Sin embargo, Bogotá y otros ciudades del país están dando pasos muy desafortunados en el rumbo de no frenar el aire que nos está asfixiando.
Me puse en la tarea de buscar la expectativa de vida de los bogotanos y encontré con base en el censo de 2005 (como no hemos podido saber en qué quedamos con el nuevo) que la vida de los bogotanos en promedio estaba en 77,1 años en virtud del mejoramiento de la calidad de vida. Las localidades según ese censo donde la gente vivía más fueron Suba, Usaquén, Chapinero y Sumapaz.
A hoy no encontré nuevos datos sobre expectativa de vida en Bogotá, pero si las razones por las cuales los bogotanos se mueren. Encabeza la lista además de la violencia, las enfermedades cardíacas, cerebrales y pulmonares.
En Nueva Delhi la capital de la India, en donde habitan 20 millones de personas, se llegó a una concentración anual de partículas finas de 113 microgramos por métro cúbico de aire. La Organización Mundial de la Salud recomienda no sobrepasar los 20 microgramos en la concentración anual y que la media diaria es decir, en 24 horas, no debe superar los 50 microgramos.
En Colombia (de nuevo no encontré cifras para Bogotá) la media está en 70 y la ley permite un máximo de 50 micrgramos. Esto significa que nos está matando el aire y es imperativo reducirlo a los 20 microgramos diarios para reducir un 15% las muertes por la contaminación del aire.
Las micro partículas de hollín, cemento, polvo, cenizas hace parte del problema pero también el parque automotor diesel cuyos modelos antiguos al año 2014 y todos con “tecnología” diésel. Para mejorar el aire hay que iniciar un plan de descontaminación que tenga resultados medibles y con seguimiento estricto y sin excepciones. Filtros diésel, filtros para las partículas en las industrias de estricto cumplimiento y una política de promoción de uso de combustibles limpios para uso de las fábricas son planes de acción iniciales que unidos a una consciencia de la ciudadanía pueden redundar con otras medidas en cambios en el aire citadino en menos de un año. Los niños, los adultos mayores no se enferman de los pulmones de manera aguda y crónica porque sí. El aire que respiramos no es la única causa, pero negar que esté asociado es tratar de tapar el sol con una mano. Pero obvio, el beneficio colectivo va en detrimento de unos cuantos que tienen fincas y lugares de descanso y de vivienda en sitios no contaminados. Nos tenemos que poner de acuerdo porque Colombia es uno de los primeros países del mundo en mayor biodiversidad. Pero la falta de políticas medio ambientales rigurosas y esa manía de anteponer el bienestar de las personas sobre los intereses económicos de unos pocos, está acabando con uno de los ingredientes fundamentales para la vida humana: el aire.
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