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Infancias infelices



Hoy no  estoy de humor, me senté a escribir esta nueva publicación y me acompaña la indignación y la rabia en mi corazón. Voy a tratar de matizar la ira para poder escribir con asertividad. Mi país, Colombia, es según la ONG Save The Children, el segundo lugar más peligroso para que un niño crezca de un ranking de 175 países. En Colombia matamos a los niños y en esa medición ocupamos tercer lugar y el quinto deshonroso puesto del mismo ranking en la tasa de desplazamiento por causa del conflicto armado en menores de 18 años. El primer lugar de esta última medición se lo lleva Siria, Sudán del Sur, Somalia, República Centroafricana y le sigue la violenta Colombia. Lo más triste es que acá nos referimos de forma despectiva a las "republiquetas africanas" y vea a ver cuánto nos parecemos a ellos.

Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la entidad que desde hace 60 años fue creada para proteger la niñez en este país, a diario se presentan 66 caso de maltrato infantil, eso multiplicado por 365 días significan más de 24.000 denuncias de agresiones en contra de los niños, niñas y adolescentes. Pero según Medicina Legal, si en el año 2017 las agresiones en contra de los menores fueron de 23.000 casos, para Agosto de 2018 la cifra ya iba en 17.000 denuncias de las cuales un 90% son papeles en el escritorio de alguien al que parecería no importarle lo que pasa. Duele el corazón.


¿Por qué somos tan salvajes? Buscando explicaciones (que vale la pena mencionar son muchas) encontré un dato estremecedor y es que uno de los posibles casos de secuelas del maltrato infantil es el comportamiento abusivo en la edad adulta, pues un tercio de los hijos maltratados y abandonados vicitimizan a sus propios hijos. Esto nos hace suponer que el maltrato infantil es heredable porque no ha habido una política pública en ningún país del mundo que logre establecer acciones claras de prevención en contra del maltrato infantil.

Pero vayámonos a lo básico: ¿Qué es maltrato infantil?


 Según la Organización Mundial de la Salud, el maltrato infantil son "los abusos y la desatención al que son objeto los menores de edad y que incluye todos los tipos de maltrato físico, psicológico, abuso sexual, negligencia, abandono, explotación comercial y todo aquello que cause daño a la salud y desarrollo con dignidad del niño". Sin embargo, la gente del común piensa que el maltrato físico son los extremos del espectro, cuando los golpes son excesivos. A mí que me gusta hablar con la verdad, siempre pregunto en los auditorios donde trabajo con grupos de familia y cuidadores, a cuántos de los asistentes les pegaron de niños. La respuesta ya no me sorprende, el 90% del público levanta la mano, empezando por mí. 


Pegar para que estemos claros, significa usar palmadas, puños, cachetadas, correas, "junte", "fuete", cables y todos los elementos usados en el portafolio de herramientas de agresión. ¿Saben qué creo?, pues que en efecto nadie le ha enseñado a nadie que no es necesario maltratar a los niños en su proceso de formación. Hay técnicas más efectivas de amor y disciplina sin golpes, ni gritos o humillaciones. Pero como a casi todos nos pegaron, la forma de defendernos de la tristeza que nos producen esos recuerdos es decir: "mi mamá me pegó y soy una buena persona". Hay un psicólogo chileno que está marcando la diferencia en términos de enseñanza de técnicas de crianza y educación y se llama Alvaro Pallamares (dejo acá su link en Facebook y en Twitter para que lo sigan y reciban tips de crianza) y ha adelantado en toda América Latina una campaña de "corrige el meme" para dejar de naturalizar el maltrato y pensar en formas positivas de crianza. Es que nos pasa que el dolor nos gana y descalificamos los esfuerzos que realizan las personas para salir adelante de sus neurosis emocionales. Es es un ejemplo absurdo de naturalización del maltrato:


(Crédito del Meme Alvaro Pallamares)

Me molesta mucho publicarlo, pero sé que es importante exponer con claridad este punto. La gente ridiculiza otras formas de crecer y educar y hasta sacan excusas religiosas (una vez me leyeron la biblia) para justificar por qué con una vara se puede agredir el cuerpecito de un niño. En realidad, detrás de una mamá que golpea sistemáticamente a un hijo podría ocurrir más bien esto:


 Volvamos a los tipos de maltrato infantil según la Organización Mundial de la Salud:

1. Abuso físico: cualquier tipo de golpes, baños con agua fría, cargar ladrillos en el sol incandescentes o en cualquier situación de humillación, quemar el cuerpo, pellizcar, empujar, 

2. Abuso sexual: tocar de manera inadecuada el cuerpo de un menor. Eso incluye mostrarle pornografía, hacer que toque el cuerpo del adulto

3. Maltrato emocional: usar expresiones humillantes y denigrantes, insultos, gritos, maltrato

4. Negligencia: es la omisión de los padres o cuidadores de atender con responsabilidad las necesidades de los niños a su cargo

5. Abandono: en palabras simples, dejar tirados a los hijos.

Las consecuencias son físicas, de salud emocional, de comportamiento y repercusión en la sociedad. Hay estudios que demuestran la repercusión en la edad adulta del maltrato infantil. Asocio con altos niveles de estrés, trastornos de desarrollo cerebral temprano, alteración del sistema nervioso e inunitario, riesgo de sufrir depresión, obesidad, comportamientos sexuales de lato riesgo, embarazos no deseados, consumo indebido de cigarrillo, alcohol y drogas. Y como lo mencioné antes, el maltrato infantil deja en la víctima las huella de las agresiones y ese código se activa después con los años con el riesgo de convertirse en un agresor.

Niños golpeados y maltratados dan como resultado adultos poco equilibraditos. Adultos agresivos, depresivos, tristes, iracundos, narcisistas, egocéntricos y ...¿les cuento un secreto? ¡Hasta corruptos!


Si hasta este punto he logrado tu atención, te invito a que veas este video de un TED TALK de la Doctora Nadine Burke Harris sobre "Cómo el trauma infantil afecta la salud durante toda la vida" (Son 11 minutos de video que vale la pena ver por ustedes, por sus hijos y por la sociedad).


Impactante ¿verdad?. Deberíamos ocuparnos con mayor atención de la infancia, de la que tuvimos y de la que le estamos dando a nuestros hijos. A todos nos duelen los casos de maltrato infantil, los asesinatos, el abuso sexual en contra de los niños, niñas y adolescentes en el mundo y en nuestros propios países. Sin embargo, no somos conscientes de la dificultad que se encuentra en nuestra propia resistencia inconsciente muchas veces, para entender si nuestra niñez fue buena o no, porque nos da mucho temor señalar a nuestros verdugos que casi siempre son nuestros padres.  Por esta razón elegimos excusarlos y achacarle la responsabilidad de nuestras tristezas y dificultades emocionales a otras partes de nuestras historias de vida. Cuesta trabajo decirnos las verdades y preferimos hacer caso omiso de los recuerdos que nos arrugan el corazón. El problema de omitir las consecuencias de nuestra infancia es que de manera automática se nos salen pautas de comportamiento que muchas veces no sabemos en dónde ponerlas y que nos dificultan la capacidad de relacionarnos con los demás. La Psicología, las Neurociencias, la Medicina, la Antropología y la Historia, nos están brindando información a diario para tener mejores pautas de comportamiento con nuestros hijos. Si la has embarrado, busca ayuda, un terapeuta que te ayude a hacer un recorrido y a sanar heridas. La determinación para cambiar solo encuentra fuerza en nuestro propio corazón que a veces cansado de llorar y de latir en la dificultad pide auxilio a gritos. 


(Crédito del Meme Alvaro Pallamares)

Cambiar es un acto de valientes y de corazones grandes y fuertes. Creo que pedir perdón y perdonarse a sí mismo es un de los actos de amor más importantes que podemos hacer con nosotros mismos. Sin embargo, el camino de sanación emocional requiere disciplina, constancia y mucho empeño para conseguir los frutos positivos de tener y disfrutar una buena vida.


La responsabilidad de sanarse es de cada persona y por cada adulto que sana sus heridas de la infancia se mejora la calidad de vida de la siguiente generación. Es una lástima que la justicia en nuestros países Latinoamericanos le cueste tanto condenar con penas severas los crímenes que se comenten en contra de la niñez. Es una lástima que no hayamos podido entender la necesidad de políticas públicas con un enfoque multisectorial que nos permita enseñar a criar un bebé, informar a los padres, educar a los adultos en la importancia de respetar la infancia como un tiempo sagrada en la vida de cualquier ser humano. Solo la prevención puede ayudar a contrarrestar tan dramática pandemia de agresión en contra de los niños. En un mundo tan adulto-céntrico, hace falta ponerse más en los zapatos de los pequeños a través de recordar y superar la forma como cada uno pudo haber sido criado y educado. En Colombia a penas estamos entendiendo que no podemos matar la niñez. Ojalá algún día dejemos los deshonrosos primeros lugares en los rankings de  guerra, desplazamiento, narcotráfico, corrupción, muerte, violaciones sistemáticas y nos destaquemos por la protección, el cuidado y la capacidad de regenerarnos. Cuando entendamos que podemos actuar con un sentido comunitario de cuidado y protección de grupo, empezaremos a ser una sociedad distinta. Hoy me duele este país.


(Crédito del Meme Alvaro Pallamares)

Por favor comparte este mensaje. Este debe ser un movimiento de conciencia silencioso, en la profundidad de nuestros corazones, familias y amigos. Gracias como siempre por pasar por acá y leerme.

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