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Volverte a ver


Dicen que volver a recuperar la "normalidad" que conocíamos antes de la pandemia, puede tardar hasta dos años. Es decir para el 2022, podríamos salir a la calle sin miedo a contagiarnos entre nosotros. Acá en Colombia ya vamos a completar casi 80 días de encierro. Poco a poco la gente ha vuelto a la calle, se ha ido abriendo la economía, pero la alerta continúa y el mensaje de las autoridades es claro: si no tiene que salir a la calle, quédese en su casa. Y así, nos hemos quedado encerrados, cuidándonos.

¡Entonces descubrimos nuestras casas! y nos dimos cuenta de un mundo interior, que en el corre corre teníamos descuidado. Arreglamos closets (y bibliotecas!), aprendimos a cocinar, lavamos platos hasta que nos acostumbramos y dejamos de chistar, los niños dejaron el colegio y aprendieron a aprender, de una manera diferente. ¡Uf! los niños que nos llevan años luz y que se adaptan tan rápido. Empezamos a reunirnos con los amigos por Zoom y descubrimos que podemos estar cerca, aún sin vernos. La dinámica cambió. El trabajo, los desplazamientos se redujeron y los viajes se eliminaron. Pero las familias se volvieron a ver y aunque llegaron situaciones retadoras, dimos gracias por estar a salvo. Aprendimos a disfrutar y a reírnos de la cotidianidad.

Creo que a cada quien le correspondió vivir este tiempo de la manera en que era necesario para su crecimiento personal. Cada quien sabrá y los dilucidará en la medida en que pase el tiempo y comprenda sus propios aprendizajes. Tenemos que digerir todo lo que nos pasó. Porque ya empiezan a aparecer los estudios en los que nos cuentan que la pandemia nos ha generado alteraciones emocionales. Miedo, pánico, depresión, rupturas, desempleo y un largo etcétera. Supongo que muy pronto se declarará un día mundial para conmemorar que como humanidad vencimos el virus. Eso espero.

Yo extraño a mi familia. El otro día mi hijito me decía, "me hace falta ir donde la tía y estar juntos y separados, los niños jugando y corriendo y los adultos sentados hablando riéndose, lo extraño mucho mamá". Recogí la mesa y mientras lavaba los platos derramé un par de lágrimas. Yo también los extraño. Y quiero ver a mis amigas y amigos con quienes hemos tenido una conexión maravillosa de cuidado y compañía. Me animo imaginando el día en que los volveré a ver a todos. Y que muy pronto estaremos bailando y cantando hasta el amanecer (seguro con tapabocas) pero al fin y al cabo disfrutando.

Por eso me gusta recordar los buenos tiempos porque me dan confianza en la llegada de unos mejores. Pero los extraño. Y supongo que ustedes también. Lo cierto es que no podemos hacer más que mantenernos a salvo. Cuidarnos y cuidar a nuestros seres queridos. Ser solidarios. Acompañarnos. Confiar. Y cuando alguien no se encuentre bien, ayudar. Este sí que ha sido el tiempo de sentir la solidaridad, ese valor tan gratificante de tender la mano a quien lo necesita, y el de dejarse ayudar cuando se acaban las fuerzas. Seguir adelante gente, no nos queda más. Mantenernos aliviados y empezar a levantar la economía. Sobrevivir, y ser conscientes de que si lo estamos logrando, entonces debemos sonreír y agradecer. Espero de corazón que muy pronto podamos abrazar a nuestros seres queridos.

¡Si te gustó este post espero que lo compartas con tus familiares y amigos!. Gracias por venir hasta acá y déjame tus comentarios en la casilla blanca que aparece más abajito. ¡Ah! y los invito a seguri la cuenta de @gabrielesantaella que me tomó esa (y otras) fotaza de la portada!!!

Nos vemos en mis redes Facebook @MAndreaNieto y IG @MAndreaNieto


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