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El día que ganó Goliat



Me gusta trabajar por la gente. Siento una enorme satisfacción cuando a alguien le cambia de manera positiva en algo su vida. Creo que al colectivo le debe ir bien para que haya más abundancia y crecimiento para todos. Haber trabajado en el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje) ha sido una de las experiencias más importantes de mi vida. Esta entidad fundada en 1957 en Colombia con el objeto de brindar formación técnica a los trabajadores de las empresas superó con creces el sueño de su fundador, Rodolfo Martínez Tono, quien al conocer el modelo ancestral de formación dual en Alemania, comprendió que muchos colombianos de la década de los cincuenta del siglo XX, no tenían acceso a la formación y sí a la necesidad de trabajar. Entendiendo las demandas de la clase industrial colombiana en pleno desarrollo, implementó ese modelo de aprender haciendo en los ambientes de formación del SENA y las empresas mismas. En todo América Latina hay que decirlo con orgullo no hay con excepción de Brasil, una entidad como la colombiana.

El SENA tiene presencia en todo el territorio, desde la Guajira hasta el Amazonas, desde el Chocó hasta el Arauca. Forma a 1.3 millones de colombianos gratuitamente en cerca de 500 carreras técnicas. Tiene el servicio público de empleo más confiable del país y ayuda a la colocación en el mercado laboral colombiano de cerca de 250 mil personas al año. Pero también fomenta el emprendimiento a través del Fondo Emprender, que se ha constituido como el fondo de capital semilla más importante de América Latina.

Esta es mi foto favorita de mi tiempo en el SENA. En las selvas del Yarí.


Tuve el honor de trabajar en esa entidad. Primero como consultora en el año 2002 de la Dirección de Empleo y luego como Directora de la misma dirección doce años depués. En el 2017 fui nombrada por el Presidente Juan Manuel Santos como Directora General de la entidad. Un honor. En mi corazón sentí una profunda satisfacción por esa oportunidad que no pensé que se fuera a convertir en una experiencia tan compleja.

Lo que nunca imaginé fue que ese nombramiento me iba a poner de frente con temas tan complejos de la política y la administración pública. Pero también con momentos de verdad internos en donde hay que decidir el rumbo a tomar. El despacho general quedaba en un octavo piso y por su ventana podía ver una obra que se había iniciado en la administración del director anterior quien había sido mi jefe. Una persona que pensé en su momento era buena. Al tercer mes de estar en el cargo, evidencié que esa obra no avanzaba. Indagué y concluí que estaba parada, pero que no había razón para que eso estuviera pasando. Por eso empecé a indagar en los documentos de la contratación y encontré que el grupo de personas pretendían hacerme creer que la obra estaba bien, pero la realidad mostraba otra cosa. Lo peor era que en el país se estaban construyendo trece obras de infraestructura adicionales y mi angustia era que estuvieran en la misma situación. Es decir contratadas y paradas. En efecto logré determinar que casi todas estaban atrasadas y la gran angustia eran los recursos: ¿dónde estaba la plata?

Empecé a sacar a la gente que no me servía y creé un círculo de confianza y conocimiento basado en la experiencia de los funcionarios de la entidad. Empezamos a recoger información y a compararla. Fotos, contratos y resoluciones. En mi corazón sabía que estar empoderada, investigando y organizando tantas cosas no le iba a gustar al ex director de la entidad y quien se convirtió al dejar el SENA, en la mano derecha del Presidente Santos.  En medio de toda esa bizarra situación el Presidente me llamó y me reuní con él para presentarle las evidencias encontradas de las obras atrasadas. El Presidente me dijo que sacara adelante las obras que él me respaldaba. Veinte días después fui despedida del gobierno. 

                                                                En este link está una gran parte de la información de esa historia:

Hoy desde la distancia y con el SENA grabado para siempre en mi corazón quiero compartir mis aprendizajes que pueden ayudar en la construcción de liderazgos frescos y nuevos que tanto necesita Colombia:

1. Convierte lo "ordinario" en "extraordinario". El buen servicio público se hace por y para la gente. Un funcionario público debe ser consciente en todo momento que el sueldo se lo pagan los impuestos de los ciudadanos. Es el trabajo y los impuestos de otros lo que permite que haya funcionarios. En ese sentido, el trabajo deber ser impecable (sin pecado) porque los jefes de los funcionarios públicos, son los ciudadanos y aunque uno no los conozca es gracias a ellos que existen entidades públicas para beneficiar a la sociedad. Pero esto no aplica solo para el servicio público, también en la empresa privada, en la familia, en la pareja y hasta con los amigos. Convertir lo ordinario en extraordinario, es una virtud puede ser acompañada de optimismo y de tener muchas ganas de hacer las cosas lo mejor posible. Pero hay que comprender que muchas veces hacerlo bien no es suficiente y que cuando el tiempo caduca, llegan nuevas experiencias.


2. EL amor es la fuerza más poderosa del universo. Hay que lograr el balance entre la familia y el trabajo.  Confieso que le quité tiempo a mi familia y a mis amigos. Todo pasa, nada permanece eterno y ante cualquier dificultad siempre está la familia que hay que cuidar. La fuerza del amor ayuda a aceptar las experiencias más duras de la vida y la familia es una pieza importante del amor, porque es en ella donde aprendemos su significado por su existencia o inexistencia. Pero más allá de las familias, está el amor propio, el que empodera y te hace sentir cómodo en tu propia piel. El autoestima no es otra cosa que saber encontrar la armonía interna entre las contradicciones propias de los seres humanos. Pero aprendí que cuando uno se quiere, no permite que nadie intente siquiera mancillar la dignidad a la que tenemos todos por el simple hecho de existir. El amor es la mejor medicina para los problemas de la vida, y lo mejor, es ¡Gratis!.


3. La honestidad aunque te echen del puesto. En la vida uno debe andar con un cartel que diga "yo no tengo precio" y otro mandato adicional de  "a nadie debo tratar de comprar". Esos carteles deberían ser el mayor activo de cualquier ser humano y en especial de los políticos. ¿Que si es fácil?, la respuesta obvia es que no. Por eso, la oportunidad más valiosa es la de verificar de qué está hecho uno, por que en el interior de cualquier ser humano siempre hay consciencia de lo que está bien hacer. De eso hay que aferrarse y tener el coraje de hacer lo correcto. Cuando aprendamos que hacer política no es sinónimo de robar, las sociedades en Latinoamérica empezarán a enriquecer. En nuestros países hay recursos, dinero y sobre todo gente, pero desafortunadamente también hay una cantidad de personas que no sabe producir riqueza (entre ellos muchos políticos y funcionarios) que para reemplazar esa incapacidad productiva, tienen que vincularse en un anti-sistema diseñado para tomar lo que no les corresponde. Se llenan de lujos que tienen que mantener año tras año. Por eso, crean un antisistema de colaboración de bandas de políticos (atracadores) en donde todos se benefician y se comprometen a no delatar al grupo porque ellos mismos se afectarían. No roban individuos solos, lo hacen en manada. Para un político la honestidad es un antivalor y la combaten a través de menoscabar el buen nombre de las personas que tiene el coraje de decirles ¡No!.


4. La verdad siempre sale adelante pero hay que ayudarle. La verdad en el servicio público hay que documentarla. Hay que creer en las instituciones y defenderlas con la visión no del político enquistado en el poder, sino con la lógica de un ciudadano caminando por la calle, con la agilidad de una madre cabeza de hogar que puede organizar y distribuir los recursos con inteligencia y justicia. La verdad saca callos y a los políticos no les gusta porque los irrita y ofende. Pero la verdad es un principio de vida y vale la pena vivir con eso grabado en el ADN. Aprendí de esta experiencia que el mundo a veces irreal y desconectado de los políticos no les permite captar las expectativas que tienen sus gobernados y por eso mientras dicen mentiras, la falsedad se convierte en su estilo de vida. Niegan lo que pasa y lo tapan con las famosas "cortinas de humo" pretendiendo embolatar a los ciudadanos.


5. Se vale decir NO. Es muy triste que muchos países de Latinoamérica funcionen como una especie de "Mafiocracia". Grupos de políticos o de familias que llegan al poder, se enquistan y desde allí toman, dejan, usan y desechan a su antojo los recursos del estado y por su puesto a sus habitantes. Hay que aprender a decirle no a  la corrupción, por ejemplo, no dejarse comprar la conciencia ni el voto, no sobornar ni dejarse sobornar, denunciar aunque cueste a veces creer en la justicia, no usar a las personas para beneficiarse y no dejar que te usen. Aprender a decir "no" es una herramienta para poner límites no solo en lo público, sino en la esfera privada también. La violencias intrafamiliares se pueden terminar si empezamos a rechazar colectivamente el comportamiento de padres y madres que dañan a sus niños y parejas. El "no" también es un elemento de autorregulación interno y esto implica que si yo sé que algo está mal porque me puede dañar o dañar a otros, puedo usarlo. Pequeños cambios, forjan de a poquitos transformaciones sociales que se traducen en cambios cuánticos en la Historia de la humanidad muchas veces de manera imperceptibles para las generaciones de cada tiempo.


6. ¡Se vale soñar!. Me encanta esa frase que no se sabe si es real o no, de cuando Sancho le dijo al Quijote que iban cabalgando. Creo que se puede creer en los cambios sociales, que es posible aportar una semilla que florezca para que a alguien le vaya mejor en la vida. Me gusta practicar a diario tener pensamientos positivos imaginándome que llegan experiencias buenas, que alguien al que veo triste en la calle, le va a llegar una buena noticia y va a sonreír. Soñar es dejar volar la imaginación y crear pensamientos que luego puedan convertirse en realidad. Se valen los sueños individuales y los colectivos, pero creo que en estos tiempos, debemos darle espacio a soñar en conjunto y construir en equipo. Sin embargo hay que tener en cuenta algo muy importante y es que si hay sueños hay que ponerse manos a la obra y buscar que se conviertan en realidad.


7. Las heridas sanan. Los aprendizajes llegan y después uno viaja más ligero y más feliz. Sean felices, sueñen, vuelen alto y ante todo conviértanse en la mejor versión posible de ustedes mismos. Desde acá les sonrío y espero que les sirvan estos aprendizajes que escribo desde el fondo de mi alma.


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